El control total de la población: el enemigo interno


El segundo paradigma que orienta la venta de bienes y servicios militares israelíes en América Latina tiene que ver con una doctrina de control total de la población. Las personas que estudian el militarismo en el mundo, muchas veces llegan a la conclusión que mientras las armas y los tanques son el lado visible de la militarización, lo que está detrás de todo eso es una mentalidad militarizada que empieza a ver el mundo como un lugar peligroso y a las personas como una amenaza. Si bien esto responde a la doctrina de la seguridad nacional, en el caso de los discursos alrededor de un enemigo interno, esta mentalidad empieza a adquirir un aspecto particularmente perverso: la idea que debemos proteger a la sociedad civil, es reemplazada por la idea que debemos controlar a la población civil ya que es esta la que supone una amenaza y un peligro.

Israel tiene una posición bastante interesante dentro de esta dinámica. Al ser una fuerza ocupante y colonial, las personas palestinas no sólo son un enemigo externo. Israel es el Estado que controla militar y políticamente la totalidad del territorio palestino, sin mencionar que el pueblo palestino constituye el 20% de los ciudadanos israelíes. Esto ha promovido que el Estado de Israel desarrolle tecnologías que facilitan el control total de la población palestina. En América Latina, esa tecnología se importa y se implementa para combatir a los oponentes locales de los proyectos políticos y económicos de los Estados latinoamericanos, es decir, que se utilizan para reprimir a los movimientos sociales y políticos de la región, asumiendo a la totalidad de la población civil como enemigo interno.

Aunque no es nada nuevo que la policía busque controlar a la población en lugar de protegerla, la distinción entre la defensa externa y la seguridad interna se vuelve cada vez más difusa. Las dinámicas de las fuerzas militares y la seguridad militar se distinguen cada vez menos de las de las fuerzas policiales y la seguridad civil. El militarismo israelí juega un papel importante en impulsar esta tendencia. Al vender productos y tecnologías militares, de ciberseguridad e inteligencia a los Estados latinoamericanos, y al establecer mecanismos de cooperación que incluyen capacitaciones, contribuyen a la creciente militarización de las fuerzas policiales.

Nuevamente, estas dinámicas van de la mano del racismo. En un artículo de la Internacional de Resistentes a la Guerra titulado “La militarización de la policía y la seguridad interna”, se argumenta que una policía militarizada es una policía racista. Escriben: “La mente militarizada, entrenada para ver la amenaza, ve el entorno lleno de enemigos potenciales que se deshumanizan y ven como ‘el otro’. Aquellos identificados como enemigos potenciales casi siempre, por una razón u otra, están al margen de la sociedad; pueden ser activistas políticos, disidentes sociales, disidentes de género o personas pobres. Pero, casi siempre, también serán percibidos como ‘otros’ en términos racializados. La militarización de la policía es una militarización contra grupos étnicos minoritarios y personas de color en todo el mundo.”

La militarización israelí no es la excepción, el palestino es sin duda un “otro” racializado, y esa racialización del enemigo interno acompaña la importación del militarismo israelí a América Latina: nuestras fuerzas policiales militarizadas también perciben como amenaza a los grupos étnicos marginalizados y a las personas de color. Como si fueran juegos de video, en Israel se escenifican lugares empobrecidos o espacios de habitación de comunidades étnicas para llevar a cabo los entrenamientos de policía, de los que ya hemos dicho participan países latinoamericanos.

Además de la militarización de la policía, y en sintonía con la tendencia hacia la privatización de las responsabilidades estatales, crece en el mundo la prestación de servicios privados de seguridad. Como hemos visto, Israel es un gran actor en este ámbito. Las empresas privadas israelíes que participan en el ámbito de la seguridad civil en América Latina son muchas y se han visto implicadas en graves violaciones de derechos humanos, como en el caso del Grupo Golan, cuyos empleados asesinaron a una persona que se oponía a un proyecto minero en Guatemala. Este caso ilustra además que este tipo de empresas israelíes no sólo protegen los intereses de los Estados o los intereses de personas individuales, sino que tienen vínculos cercanos con las empresas multinacionales presentes en América Latina.

En los últimos años ha crecido la integración de tecnología de punta para garantizar la seguridad de Israel; gracias a la vigilancia que utiliza para el monitoreo de poblaciones palestinas, ha logrado consolidar y vender estas técnicas para que sean utilizadas en el resto del mundo. El principio que ha utilizado Israel es lograr que la menor cantidad de personas vigilen la mayor cantidad de territorios y poblaciones. Para ello, además de utilizar cámaras de video y alarmas, ha desarrollado múltiples tecnologías que sirven para la captura de información, el procesamiento y la gestión ellas, encaminadas a la toma de decisiones respecto a la “seguridad”.

Como se ha relatado, el caso de Maldonado en Uruguay sería uno de los ejemplos más importantes de este fenómeno, donde el gobierno de esa ciudad busca por medio de un centro unificado de control, incrementar los índices de seguridad. Sin embargo, resultan peligrosas las redes de captura de información cuando no hay prácticas claras de protección y respeto de los datos; esto puede facilitar la violación de los derechos más fundamentales de los ciudadanos, tal y como se realiza en los Territorios Ocupados Palestinos, recopilando información que se usa para criminalizar por razones ideológicas.

El uso de servicios con tecnología de punta, pensados para reducir la utilización de personal, tiene el efecto adicional de invisibilizar la vigilancia y el control de la población que se está llevando a cabo. Cada vez es más difícil saber quién, cómo, cuándo y dónde nos están mirando y escuchando. Entre más se invisibiliza, más se naturaliza y menos se cuestiona. Pero al mismo tiempo, se muestra fuerzas militares en las calles patrullando o haciendo asaltos nocturnos, arrestos, haciéndose sentir. Así como se hace en Palestina, también se enseña a hacerlo en las Favelas de Rio de Janeiro. Cámaras vigilando y unidades tácticas armadas aterrorizando.

Este riesgo aumenta con las tecnologías que se venden con la justificación de controlar el cibercrimen. La creciente utilización de la telefonía y el internet para desarrollar negocios, ha servido como trampolín para promocionar interceptores y bloqueadores de señal, sistemas de hackeo de información virtual y en general, herramientas que sirven para hacer todo lo contrario a lo que venden: perder la seguridad que la información que comunicamos quede solamente en los receptores que esperamos.

Esta es una antigua técnica de guerra que permite tomar ventaja frente a las decisiones del enemigo y en el mundo civil es aprovechada para irrumpir la privacidad de las personas recopilando información que se utiliza en su contra. Casos como los de México, Panamá y Colombia demuestran cómo los gastos que se hacen pensando en la seguridad, se utilizan para recoger información de forma ilegal y sabotear el ejercicio que realizan defensores de derechos humanos, comunicadores y movimientos sociales.

Sin embargo, estos discursos y modelos que Israel promueve para justificar e impulsar la compra de sus productos no son la única forma que Israel tiene para aumentar sus negocios militares en América Latina. También juega un rol muy importante la fuerte capacidad de lobby de Israel, liderado especialmente por el gobierno, lo cual se describe a continuación.

Fuentes:

  • Coalition of women for peace; A Lab and a Showroom The Israeli Military Industries and the Oppression of the Great March of Return in Gaza; Junio 2018
    https://enhamushim.files.wordpress.com/2018/06/report-with-covers1.pdf
  • Sarah Robinson, The militarisation of policing and internal security; https://www.wri-irg.org/en/story/2017/militarisation-policing-and-internal-security

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